Capítulo 4
Entre amigos Yo estaba muy tranquilo desayunando mis enchiladas con bistec en el Café del Fondo, cuando el Teo y yo te vimos pasar con una pelirroja. Le dijo Fausto a Ed. —¡Ya valió madres! Pensé cuando entraste con Marion. Teo estaba de espaldas a la puerta, así que él no alcanzó a ver la figura espectral de la güera. —¡No te apures! ¡La vi reflejada en la cara que pusiste! – Rieron los tres. —Ella traía pantalones ajustados, una blusa color marrón estilo hindú, muchas pulseras y en el cuello un collar con bolitas de madera que olían a flores. —¿Qué tal idealiza este wey a Marion? ¡Era un rosario tibetano de sándalo! Dijo Ed. —El asunto es que olía muy bien ¿no? —Sí, a diferencia de nosotros, porque no teníamos agua en la casa. Le respondió Teo. —Lo que sea, déjame terminar con la escena. Dijo Fausto. Y entre tanto tomó otro sorbo del mezcal que Ed le acababa de servir. —Ese día, cuando Marion se sentó en la mesa con nosotros vi clarito como se le dilataron las pupilas. —¡Ah, si wey! ¡No inventes Fausto! —¡Me cae¡ Ya sé que no me crees, pero yo la …