La nana
Mira mi abuelo se apellidaba Norzagaray era militar tenía gente a su servicio, y entre ellos había una señora que les ayudaba en la casa.
Mi papá tendría como dos o tres añitos, y un día jugando se calló a la alberca. Mi abuela gritaba desesperada por ver que Ciro se había caído pero estaba paralizada del susto. Y la sirvienta salió corriendo de la cocina, se aventó a la alberca y lo salvó.
Pasó el tiempo y mi abuela se dio cuenta que la señora estaba cada vez más cercana al niño, no lo dejaba ni a sol ni a sombra.
Pero sobre todo, no dejaba que el niño, se acercara a mi abuela. ¡A su mamá! !Imagínate tú¡
Y un día, le dijo mi abuela a la señora, deja a mi hijo que se venga acá conmigo. Y que le dice. !No¡ Ciro es mi hijo.
¿Cómo que tu hijo?, ¡Es mi hijo¡ Yo le salvé la vida y en mi tierra quien le salva la vida un niño se convierte en su madre. Creo que era de Haití la señora.
Entonces mi abuela se lo platicó a su esposo, y le dijo no te preocupes la vamos a transferir de casa, a otro batallón. Y la señora antes de irse les gritó. ¡Se van a arrepentir! amenazando a mi abuela.
Y no se si sería eso o qué, pero con el tiempo mi abuela empezó a estar mal y mal y mal.
Y figurate tú, la pobre murió loca.